Ser madre y emprendedora puede convertirse en una odisea, aunque quizás es la mejor manera de conciliar tu vida personal y profesional. Las ventajas de tener tu propio negocio hacen más fácil que puedas atender tus obligaciones profesionales sin sacrificar tu maternidad. Sin embargo, también puede pasar que no logres atender correctamente ni una cosa ni otra y tu vida se vuelva un auténtico caos. Todo es cuestión de saber organizarse bien.
Por no estar siempre disponible para tu familia. Las mujeres tendemos a querer ayudar a todo el mundo a nuestro alrededor, eso implica que mientras nos cargamos con responsabilidades excesivas, las personas de nuestro entorno, sobre todo si son hombres, (ojo, sin caer en machismos ni feminismos) tienden a despreocuparse de todo lo que tiene que ver con casa y familia. Es una cuestión de equilibrio, si tú lo haces todo el resto no hará nada. En ese caso pide colaboración, haz un reparto equitativo de tareas y busca la complicidad en lugar del enfrentamiento, ya sea con tus hijos, o con tu pareja si son demasiado pequeños.
Abandona la perfección. Si vas a contar con la colaboración de tu familia para mantener la casa “habitable” no busques la pulcritud ni el orden excesivo. Cuanto más te empeñes en poder “comer en la taza del w.c.” más se revelará el resto de la familia a colaborar. De nuevo es una cuestión de equilibrio, si tú te pasas todo el tiempo que estás en casa con la escoba en la mano, el resto se despreocupará de la limpieza. Es preferible que bajes tu estándares de exigencia, no pasa nada si las camas se quedan sin hacer, los juguetes están por medio o los platos amontonados en la pila.
Si cuando llegas a casa estás agotada de un día duro, o si trabajas en casa y no has tenido tiempo ni para ir al lavabo, no te agobies con la cena y aprovecha la ocasión para que el resto demuestre sus habilidades culinarias o para pedir pizza a domicilio o tirar de purés precocinados si es preciso. Ya sé lo que piensas, y es que la correcta alimentación de tu familia es para ti lo primero. Pero aquí también actúa la ley de equilibrio, cuanto más estricta seas con la comida más despreocupados serán tus hijos en este tema.
Las madres solemos estar pendientes de toda la familia todo el rato, llevamos la agenda de cada uno en la cabeza y nos encargamos de que todo encaje. Y si encima tienes el despacho en casa, estarás pendiente 24 horas de tu negocio y de tus tareas familiares. Eso hará que tu mente explote de estrés, por mi superwoman que te creas. Y un día la dulce mamá empezará a encontrar otros usos de la escoba y se transformará en la malvada bruja. Desconecta y deja a cada cual que asuma su responsabilidad y que aprenda de sus errores. Sobreproteger a tus hijos los vuelve dependientes, y aquí también interviene la ley de equilibrio. Una persona excesivamente dependiente buscará expresar su independencia de alguna forma, y a veces peligrosa.
«De todos los derechos de la mujer, el más grande es el de ser madre.» Lin Yutang
En la vida todo es cuestión de equilibrio, pues en el término medio está la virtud. ¿Te parece que tienes equilibrio entre tu vida y tu negocio? ¿Querrías organizarte mejor para tener más tiempo libre para ti y tu familia? En los próximos días vas a recibir una información valiosísima sobre esto. Suscríbete a mi blog para no perdértela si es que aún no lo estás.
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¡Amor, Éxito y Felicidad!