«No mido el éxito de un hombre por la altura que es capaz de subir, sino por lo alto que rebota cuando toca el fondo.» George S. Patton
El éxito y el fracaso no existen. Son estados perceptuales y como tales dependen de una comparación con alguien, bien sea con uno mismo o con un tercero. La percepción de éxito se da cuando sientes un estado de superioridad con respecto a otra persona o a ti por haber logrado algo o haber alcanzado cierta posición. Mientras que la percepción de fracaso se genera cuando sientes una posición de inferioridad midiéndote ante alguien que percibes que se encuentra en una situación mejor que la tuya o porque consideras que has perdido con respecto a tus posición anterior. Cualquiera de las percepciones son falsas, pues son interpretaciones sesgadas de la realidad.
Si ponemos el foco en aquello que hemos alcanzado en nuestra vida tanto a nivel material, como profesional o personal, y nos comparamos con otras personas que no han llegado aparentemente donde estamos, nos creemos exitosos. Por el contrario, si nos enfocamos en ver lo que aún no hemos conseguido, de lo que no somos capaces, o lo que hemos perdido, irremediablemente nos estaremos aplicando una bara de medir en la que otros logran niveles superiores porque creemos que si han conseguido eso que anhelamos, y por tanto nos sentimos fracasados.
Así, oscilamos de la percepción de éxito a la de fracaso según la mirada con la que contemplemos nuestra realidad. Lo que ocurre es que esa mirada habitualmente está condicionada por el entorno y los supuestos valores sociales. Ello marca unos estándares de lo que debiera ser el éxito al que la mayoría de las personas han de aspirar. Esa imagen del éxito se inyecta en nosotros desde que nacemos, y se va consolidando a lo largo de nuestra educación. Y cuanto más evolucionada es una sociedad más altos son esos estándares de éxito, y por tanto mayor frustración genera.
Paradójicamente, cuanto mayor es el nivel económico de una sociedad, más se aleja ésta de los valores fundamentales de sus ciudadanos. Por tanto, alcanzar un éxito global en un área significa caer en un fracaso colectivo en otra área sincrónicamente, como así se está demostrando en muchos países con los escándalos sobre estafas y malversaciones de fondos o tráfico de influencias de políticos, empresarios y altos mandos de grandes corporaciones.
Tanto el éxito como el fracaso son efímeros. Y ambos son necesarios para el desarrollo de la humanidad hacia un mundo mejor y más justo. Los estados emocionales bipolares de éxito-fracaso nos impulsan a evolucionar a través de nuestros auténticos valores. Pues tanto en un extremo como en otro, la reflexión sobre lo que verdaderamente importa es irremediable. El éxito te cultiva en una dirección y el fracaso en otra, estés en el polo que estés, tomar conciencia de cómo te percibes y aprovechar la lección de cada estado es tu responsabilidad personal y la base del autoliderazgo.
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2 Comments
tomar conciencia de cómo te percibes y aprovechar la lección de cada estado es tu responsabilidad personal y la base del autoliderazgo.Si me parace que esto es asi,pero como hacer esto en un momento en que todo se derrumba?si pudieras darme un paso por lo menos para salir de esto y seguir hasta lograr el exito?
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