A lo largo de la Historia, la humanidad ha luchado y sigue luchando por su libertad. Ya sea la libertad física, la de expresión, la económica o la de credo, es el don más preciado del que disponemos los seres humanos. Con ella podemos elegir cómo vivir nuestra vida. Sin embargo, podemos llegar a acostumbrarnos a vivir esclavizados/as. Y en general así ocurre, la gran mayoría de las personas de este planeta somos esclavos de algo: un trabajo, un negocio, un jefe, una pareja, unos hijos o un sistema; también de nuestros vicios, malos hábitos, del dinero, de las deudas, de las emociones y de nuestros miedos. Todo esto tiene tanta fuerza que es posible que prefiramos rendirnos a luchar. Así que nos conformamos con sobrevivir tiranizados/as.
Hay muchos miedos aprendidos que nos anclan a una vida exenta de libertad. Vivir libre significa un cambio de escenario, un lugar desconocido donde hay nuevas reglas del juego. Si estoy acostumbrado/a a seguir ciertas normas prefijadas, unos esquemas fijos y unas pautas de comportamiento, es probable que si ya no cuento con ello me asuste no saber qué hacer con mi vida y equivocarme en mis elecciones. Triunfar también requiere cambiar paradigmas donde los ganadores siempre sacrifican algo, por lo que no merece la pena arriesgarse. Entonces es que no hemos medido el precio de vivir sin libertad, y pretendemos disfrazar nuestro conformismo de imposibilidad y justificar nuestros miedos con la prudencia. El precio de la libertad hay que pagarlo si quieres liberarte de la culpa, de los remordimientos, sufrimientos, deudas, o de la tiranía.
Todos/as tenemos la capacidad de soñar con una vida mejor y además creer que es posible vivirla. Sin embargo, somos conscientes que ello entraña grandes riesgos y que es necesario superar fuertes obstáculos. Entonces surge el miedo a fracasar y a perder lo poco o mucho que tengas ganado. Si ese miedo se hace más grande que nuestro sueño nos bloquea y nos impide luchar por conseguirlo. Pero si el deseo de libertad es ardiente, nos da la capacidad de vencer todos los límites mentales. Tienes que saber que mereces tu libertad y que eres capaz de alcanzarla y de vivir con ella. La libertad se conquista cuando vences tus miedos. Ya sean monstruos, dragones o fantasmas están solo en tu cabeza. Por eso conquistar tu libertad requiere de una lucha interior, de un trabajo de desarrollo y crecimiento personal. ¿Qué es lo que a ti te encadena?
4 Comments
Si, la libertad cuesta. Cuando la consigues muchos te dicen «¡Qué suerte!» sin saber que en el camino dejaste girones de piel que ahora te permiten respirar.
Efectivamente, hay que pagar el precio de la libertad.
Observo que eres una persona muy sensible y que en tu vida intentas llevar un equilibrio aceptable para disfrutar de la vida. Creo que tienes puesto un impermeable las 24 horas para no mojarte de lo que te viene del exterior; aparte de utilizar filtros para no comprometerte con personas que no sean de tu entorno. Tu vida económica es magnifica y no te privas de nada. Esto no lo tienen un % alto de personas, estas últimas tienen que luchar día a día en una selva de superación continua y no le es fácil el caer en depresiones que a veces se pueden hacer patológicas.
En la crisis que estamos viviendo nos vamos a necesitar todos, puesto que aquellos que han vivido y viven con buenos ingresos es posible que se le acabe y tengan que perden poder adquisitivo y algunos amigos que se pierdan de golpe. Yo creo que comienza una generación más próxima en la ayuda a sus semejantes, sincera y comunicativa y estos no va a traer un crecimiento personal más objetivo y sincero.
Rafael, tienes razón cuando dices que soy sensible y que todos nos necesitamos. Sin embargo te equivocas en lo que dices sobre mí, no me conoces en absoluto y sacas conclusiones erróneas sobre mi vida. Escribo sobre aquello que siento y pienso, ya que he vivido situaciones difíciles que afortunadamente he superado, y me siguo superando día a día, y pretendo con mis palabras inspirar a otras personas que lo necesiten.