“Una vez que has tomado una decisión, el universo conspira para que ocurra.” Ralph Waldo Emerson
El mayor poder que tenemos las personas es el poder de la decisión. Ahí se basa nuestro libre albedrío. Desde que tenemos uso de razón podemos tomar decisiones en mayor o menor medida. Las decisiones que tomamos nos llevan en una dirección o en otra, y si no somos conscientes de la naturaleza de nuestras decisiones puede que lleguemos a un lugar que no nos satisfaga y nos haga infelices.
Hay 3 tipos de decisiones: las acertadas que son las que están bien tomadas, las equivocadas o mal tomadas y las no tomadas. A menudo éstas últimas son las que nos causan mayores sufrimientos, puesto que no somos conscientes de ellas, y por tanto evadimos nuestra responsabilidad sobre las consecuencias que se originan de nuestra falta de decisión. La indecisión es fruto del miedo, y el miedo es consecuencia de la falta de conocimiento.
Cuando no se tiene la información adecuada o el conocimiento correcto es habitual tomar decisiones basadas en el miedo y en la propia necesidad. Las decisiones tomadas o no tomadas por la ignorancia nos debilitan, pues suelen ser cortoplacistas y exentas de fundamento. Las decisiones mal tomadas están basadas en el miedo o en la culpa. Sin embargo, son las decisiones más habituales en nuestra sociedad.
Las decisiones bien tomadas son las que estás basadas en los valores personales, por tanto requieren de un alto grado de auto conocimiento. Las decisiones basadas en el conocimiento nos hacen más fuertes. Es por eso que una vez que tienes la información correcta tienes la responsabilidad de usarla para tomar tus propias decisiones y por tanto asumir las consecuencias de éstas, e incluso las de no tomar acción si esa es tu decisión.
Quizás lo más complicado sea tomar siempre la decisión correcta. De hecho, me atrevería a decir que ninguna decisión es cien por cien acertada, aunque sí se puede decir que, si nos acerca a nuestra meta está bien tomada. Además, toda decisión equivocada encierra un gran aprendizaje y por tanto la clave para una posterior decisión acertada. Por tanto ¿dónde está el error?
La mayoría de las personas prefieren vivir en la ignorancia y que dejarse llevar por las decisiones de otros. Es una forma inconsciente de evitar sentirse culpable por las equivocaciones. Este tipo de personas se consideran víctimas de las circunstancias o del entorno, y auto limitan su propio poder de decisión entregándoselo a otros. Son personas dubitativas aunque impulsivas, pues le han otorgado también a sus emociones el poder de dominar su comportamiento.
Una persona que se siente dueña de sí misma y de su destino es la que es consciente del poder de sus decisiones y se conoce a sí misma. Por tanto reflexiona cada decisión ponderando los riesgos. Realmente no hay decisiones buenas o malas, pues no existe nada que sea solo positivo o solo negativo. En el Universo todo se equilibra con su opuesto. Cuando puedes mirar la realidad de los hechos pasados o futuros con la mirada equilibrada, puedes encontrar la dualidad en todas las decisiones.
Así pues, si ninguna decisión va a ser solo buena, lo más coherente es tomar las decisiones que te acercan a tus sueños y te hacen feliz. Si no sabes qué decisión tomar y quieres tomar decisiones más conscientes y utilizar el poder que éstas tienen para alcanzar el éxito y la felicidad que buscas ¡no lo dudes! pídeme ayuda ahora pinchando aquí.
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Buen artículo y buenas ideas. Gracias por este punto de vista.